¿Tienes una estrategia para tus aplicaciones?

La gestión APM (Application Portfolio Management) no es un proyecto al uso, es una dinámica de trabajo para disponer de una visión global de la cartera de aplicaciones y sistemas de información que permita tomar las decisiones óptimas sobre:

  • Las propias aplicaciones: qué aplicaciones migrar, mantener, tolerar o eliminar, tanto aplicado a las aplicaciones existentes como ante nuevos desarrollos.
  • Los proveedores de servicio: políticas de costes, calidad de las entregas, número de incidencias…

Como punto de partida se identifica el catálogo completo de aplicaciones y los indicadores relevantes para la organización. Dichos indicadores, que caracterizarán a las aplicaciones, pueden amparar diversos ámbitos (varios o todos):

  • Criticidad de la aplicación
  • Calidad del código en términos de seguridad, mantenibilidad, eficiencia, portabilidad o fiabilidad
  • Costes de mantenimiento
  • Incidencias en producción
  • etc.

A partir de este punto, la gestión APM se establece como un proceso de mejora continua en el que se inventaría, cataloga, y valora cada una de las aplicaciones en cuanto a los indicadores identificados, En cada una de las iteraciones además, se identifican las áreas de mejora para cada aplicación, los compromisos mínimos para cada indicador y las acciones a realizar para alcanzarlos.

El gestor APM puede tener una visión completa de su portfolio que le permite disponer de:

  • Un buen marco de comparación de aplicaciones y proveedores (procedimiento de medición homogéneo en un portfolio común ante un mismo usuario final).
  • Directrices sobre cómo abordar nuevas necesidades funcionales.
  • Mecanismos para detectar y evaluar la obsolescencia funcional y técnica.
  • Clasificación de las aplicaciones en el corto y medio plazo con respecto a su ciclo de vida.
  • Visibilidad sobre su deuda técnica (coste para llevar aplicaciones críticas a niveles aceptables)

Integrar una política de gestión de APM en tu organización o departamento tiene más ventajas de las que a priori pueda parecer. Cobra especial importancia en organizaciones que muestran alguno de los siguientes síntomas:

  • Han crecido de forma rápida
  • Las áreas de negocio han ido creando su propio ecosistema de aplicaciones.
  • Existe la sospecha de la existencia un importante número de aplicaciones con funcionalidades equivalentes.
  • Se intuye que el coste de operación de las aplicaciones es alto (desde consumo de CPU, alto nivel de correctivo etc..)
  • Ha pasado o está ante procesos de fusión o adquisición.

En este tipo de escenarios, el análisis APM, junto con las herramientas de Business Intelligence de la organización, provee de la información útil para la toma de decisiones respecto a la evolución de la cartera de aplicaciones y la relación con proveedores.

Y sobre todo, establece un marco en el que ir mejorando la salud global de la cartera de aplicaciones  incidiendo en los indicadores más significativos para la organización.